Steam y el mundo de los videojuegos
Lo llevaba hablando tiempo con casi todos los que han querido escucharme: el mundo de los videojuegos ha cambiado brutalmente en diez años. Vamos por partes, esto casi se podría llamar «El diario de un viciao»...
Ya apuntaba maneras frikis desde enano, así que cuando antes del boom que supuso Jurassic Park a mis padres ya les pedía dinosaurios, entendieron que futbolista no iba a ser. Total que llegó el momento de jugar a la Master System y volverme loco de remate por el erizo azul. Las siguientes navidades tenía una mega drive en casa.
Me encantaba jugar y a pesar de que solo jugaba los fines de semana -hábito que conseguí mantener hasta bien entrada la universidad- cuando jugaba lo pasaba en grande. Viernes, sábados y domingos que no nos movíamos de casa pasaban entre salto con los muelles, peleas y demás. Más tarde apareció el señor Nintendo con sus 64 bits de Mario, Zelda, Link y compañía. Bueno, tampoco quiero aburrir con la historia de mi vida y el videojuego, solo marcar la tendencia.
Resulta que comprarte un juego de N64 o PS1 te valía la friolera de 10.000 de las antiguas pesetas (unos 60€ de ahora), eso sigue más o menos igual. Nos teníamos que esperar a que sacaran los juegos en edición Platinum para poder comprarlos a mitad de precio o tirar tanto del alquiler como de la segunda mano. No tenía PC por entonces, supongo que debía ser algo más barato comprarte un juego para PC que para consola, pero aún así debía doler.
Total, que hace dos o tres años descubrí unas cuantas palabras que cambiaron el modo de ver, jugar y vivir el videojuego que tenía hasta entonces: Steam, Humble Bundle, Ofertas de verano.
Recuerdo el tiempo que tenía que pasar hasta que me podía comprar un videojuego y ahora con lo que te dan de paga a la semana... (igual no estoy muy puesto, ¿quizás 10€? hablo de el típico adolescente) te puedes comprar el puñetero Skyrim con dos mil DLC... otra palabra nueva. Los DLC son el invento definitivo de la industria del videojuego, son como micropagos un poco más grande que te dan acceso a toda una multitud de cosas super guays (a veces mierda) que a los programadores no les ha dado la puta gana de meter en el juego básico. El tema de los DLC me calienta un poco así que quizás sea material para otro día y otro post.
[Nota: cabe decir que me salté una generación de consolas. La Wii, la PS3 y la Xbox 360 no pisaron mi casa. La última consola que me compré fue la Xbox y ya cuando estaba muy de oferta y acabando su vida útil. Si jugué a la wii o a las otras dos grandes de su generación fue en casa de algún amigo.]
No todo son cosas malas, Steam es una especie de red social donde puedes cotillear a lo que juegan tus colegas, hablar con ellos por ahí y bueno, una plataforma donde tener todo almacenado, colgar fotos, etc. Me moló mucho la idea y cada vez estoy más enamorado de casi todo lo que hacen.
He descubierto cosas nuevas, ¡las chicas también juegan a videojuegos! Aunque sigo teniendo casi la totalidad de los contactos de Steam de género masculino, ya es obvio que cada vez más chicas juegan y eso me encanta. Lo que hubiésemos dado en nuestra época por un poco más de paridad. Otro factor importante es el cómo se juega, que en el fondo era la idea principal de este post, aunque para variar me he ido mucho por las ramas.
Para empezar, ya no somos «viciaos», ahora somos «gamers» y he de decir que a pesar de no ser para nada contrario a los préstamos lingüísticos, uno le acaba cogiendo cariño a ciertos palabros y para mí nunca seré un gamer, siempre seré un viciao. Ahora es cool (veis, no me importa usar préstamos) viciarse sin parar a los videojuegos, colgarlo en youtube, subir fotos y toda esa historia. Parece que hasta que no ha sido cool nadie ha querido hacerlo. Parte de culpa la tiene la cultura social media en la que vivimos, en la que todo se tiene que compartir de la forma más visual y automática que puedas imaginar. Oye y si es porque te apetece genial, pero... ¿cómo sabes si te apetece realmente o estás influenciado por lo que te dicen que mola? Mira, acaba de salir material para otro post.
Por último y casi fue lo que más me sorprendió de mi vuelta al ruedo videojueguil fue la cantidad de títulos que la gente llegaba a tener. No sé, yo ya os he dicho que me consideraba un viciao de los buenos y puede que de la N64 tuviera 15 o 20 juegos cuando dejé de comprarme. La vida útil de aquella consola fue larga, así que son una buena cantidad de títulos. Aún así, en mi primer verano con Steam llegué a superar la mitad de los que tuve con la N64. En mis primeras rebajas cayeron 10 juegos y me dejé unos 60€, eso quiere decir que por lo que antes me costaba un juego ahora tenía 10 y muchísimo más largos que los de entonces (por lo general).
Se juega de otra manera, se compra de otra manera. De mi lista de contactos de Steam igual hay alguno que tiene menos de 10 juegos en su cartera, pero si lo hay, juega poco tiempo a la semana. Se juega a muchos juegos distintos poco rato, se vicia más a comprar que a consumir y eso tampoco lo acabo de ver del todo bien. Uno de los leitmotivs principales de la escritura de este blog es principalmente esa, conseguir irme pasando todos los juegos que en tres años he ido comprando pero apenas consumiendo.
En mi lista de juegos de Steam tengo 51 (algunos de aquellos que te bajas gratis, pruebas una vez, los desinstalas y nunca más juegas). De esos 51 me he pasado 9. Solo nueve. Creo que es importante que la gente acabe disfrutando de los juegos que compra, sobretodo si se los ha comprado con conocimiento de causa. Hay que paladearlos, aunque sean cortos, aunque sean rápidos, hay que disfrutar jugando como cuando tenías 16 años. El metagame ha cambiado pero hay valores seguros, metas asequibles que pueden convertir en diversión pura una lista de juegos como la mía.
¡Vamos a por ello!
Resulta que comprarte un juego de N64 o PS1 te valía la friolera de 10.000 de las antiguas pesetas (unos 60€ de ahora), eso sigue más o menos igual. Nos teníamos que esperar a que sacaran los juegos en edición Platinum para poder comprarlos a mitad de precio o tirar tanto del alquiler como de la segunda mano. No tenía PC por entonces, supongo que debía ser algo más barato comprarte un juego para PC que para consola, pero aún así debía doler.
Total, que hace dos o tres años descubrí unas cuantas palabras que cambiaron el modo de ver, jugar y vivir el videojuego que tenía hasta entonces: Steam, Humble Bundle, Ofertas de verano.
Recuerdo el tiempo que tenía que pasar hasta que me podía comprar un videojuego y ahora con lo que te dan de paga a la semana... (igual no estoy muy puesto, ¿quizás 10€? hablo de el típico adolescente) te puedes comprar el puñetero Skyrim con dos mil DLC... otra palabra nueva. Los DLC son el invento definitivo de la industria del videojuego, son como micropagos un poco más grande que te dan acceso a toda una multitud de cosas super guays (a veces mierda) que a los programadores no les ha dado la puta gana de meter en el juego básico. El tema de los DLC me calienta un poco así que quizás sea material para otro día y otro post.
[Nota: cabe decir que me salté una generación de consolas. La Wii, la PS3 y la Xbox 360 no pisaron mi casa. La última consola que me compré fue la Xbox y ya cuando estaba muy de oferta y acabando su vida útil. Si jugué a la wii o a las otras dos grandes de su generación fue en casa de algún amigo.]
No todo son cosas malas, Steam es una especie de red social donde puedes cotillear a lo que juegan tus colegas, hablar con ellos por ahí y bueno, una plataforma donde tener todo almacenado, colgar fotos, etc. Me moló mucho la idea y cada vez estoy más enamorado de casi todo lo que hacen.
He descubierto cosas nuevas, ¡las chicas también juegan a videojuegos! Aunque sigo teniendo casi la totalidad de los contactos de Steam de género masculino, ya es obvio que cada vez más chicas juegan y eso me encanta. Lo que hubiésemos dado en nuestra época por un poco más de paridad. Otro factor importante es el cómo se juega, que en el fondo era la idea principal de este post, aunque para variar me he ido mucho por las ramas.
Para empezar, ya no somos «viciaos», ahora somos «gamers» y he de decir que a pesar de no ser para nada contrario a los préstamos lingüísticos, uno le acaba cogiendo cariño a ciertos palabros y para mí nunca seré un gamer, siempre seré un viciao. Ahora es cool (veis, no me importa usar préstamos) viciarse sin parar a los videojuegos, colgarlo en youtube, subir fotos y toda esa historia. Parece que hasta que no ha sido cool nadie ha querido hacerlo. Parte de culpa la tiene la cultura social media en la que vivimos, en la que todo se tiene que compartir de la forma más visual y automática que puedas imaginar. Oye y si es porque te apetece genial, pero... ¿cómo sabes si te apetece realmente o estás influenciado por lo que te dicen que mola? Mira, acaba de salir material para otro post.
Por último y casi fue lo que más me sorprendió de mi vuelta al ruedo videojueguil fue la cantidad de títulos que la gente llegaba a tener. No sé, yo ya os he dicho que me consideraba un viciao de los buenos y puede que de la N64 tuviera 15 o 20 juegos cuando dejé de comprarme. La vida útil de aquella consola fue larga, así que son una buena cantidad de títulos. Aún así, en mi primer verano con Steam llegué a superar la mitad de los que tuve con la N64. En mis primeras rebajas cayeron 10 juegos y me dejé unos 60€, eso quiere decir que por lo que antes me costaba un juego ahora tenía 10 y muchísimo más largos que los de entonces (por lo general).
Se juega de otra manera, se compra de otra manera. De mi lista de contactos de Steam igual hay alguno que tiene menos de 10 juegos en su cartera, pero si lo hay, juega poco tiempo a la semana. Se juega a muchos juegos distintos poco rato, se vicia más a comprar que a consumir y eso tampoco lo acabo de ver del todo bien. Uno de los leitmotivs principales de la escritura de este blog es principalmente esa, conseguir irme pasando todos los juegos que en tres años he ido comprando pero apenas consumiendo.
En mi lista de juegos de Steam tengo 51 (algunos de aquellos que te bajas gratis, pruebas una vez, los desinstalas y nunca más juegas). De esos 51 me he pasado 9. Solo nueve. Creo que es importante que la gente acabe disfrutando de los juegos que compra, sobretodo si se los ha comprado con conocimiento de causa. Hay que paladearlos, aunque sean cortos, aunque sean rápidos, hay que disfrutar jugando como cuando tenías 16 años. El metagame ha cambiado pero hay valores seguros, metas asequibles que pueden convertir en diversión pura una lista de juegos como la mía.
¡Vamos a por ello!
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