GLOW

No voy a ser objetivo, ya os digo que me encanta la lucha libre y que hay pocas series de Netflix que no me hayan gustado... así que... ¿qué es Glow? Glow es una serie de televisión que habla sobre la preparación del rodaje de una serie de televisión. Una metaserie que baila alrededor del wrestling femenino. Tiene toques de humor ácido y burro, además de un reparto que no lo hace nada mal.

Empieza con una actriz fracasada llamada Ruth Wilder (Alison Brie, a la que hemos podido ver en muchos sitios, pero principalmente en Mad Men y Community) que se mueve de cásting en cásting buscando su estrella. Por si fuera poco tiene ideas revolucionarias para la época, estilo que la mujer no tiene porqué ser siempre la damisela en apuros y tal. Me ha gustado la idea sutil pero firme patente en toda la serie, a pesar de estar ambientada en un entorno mayoritariamente masculino y machista, donde las mujeres eran vistas como trozos de carne sin demasiado cerebro (nadie les preguntaba), la serie lucha contra esa idea de manera sosegada y -para mí al menos-, irresistible. Ruth tiene una amiga llamada Debbie Eagan (Betty Gilpin, ha aparecido en un montón de series, principalmente como secundaria, pero seguro os sonará la cara) que desde el minuto uno le da apoyo y hace que la triste vida de Ruth se centre un poquito... hasta que todo explota por los aires, obviamente. Debbie es una actriz que tuvo su momento álgido en una telenovela famosa, hasta que empezó a pedir tramas algo más inteligentes y pusieron en coma a su personaje, para después hacerle un lavado de cara y cambiarla por otra actriz, más joven y seguramente menos preguntona.

Así, estas dos mujeres colisionan de frente con el mundo de la lucha libre, con un director chalado llamado Sam Sylvia (Marc Maron) y un show que llevará a las mujeres a un mundo por defecto masculino. Pero no solo están estos tres personajes, tenéis que daros una vuelta por IMDB para ver la cantidad de actrices que completan el reparto. Todas tienen personalidad, están bien representadas (en mayor o menor medida) y te acuerdas de ellas. A veces hay momentos en las series un poco corales que pierdes de vista a X personaje, no sabes quién es o no recuerdas en qué tramas participó. Aquí, a través de los estereotipos tan propios de la lucha libre, vemos una miríada de personajes que generan impacto.



Diez capítulos de escasa media hora de duración cada uno convierten a esta producción de Netflix en algo aceptable para ver. El humor ácido cargado de cinismo puede no gustar a todo el mundo ya que mezcla con sabiduría las bromas sobre tetas con las chanzas sobre el lugar de la mujer en la sociedad. Me ha gustado mucho la forma en la que tratan el feminismo cuando aún la mujer -refiriéndome al conjunto de mujeres de la sociedad- no soñaba con poder conseguir ni siquiera libertad con respecto al marido (cosa que también tratan aquí).

Nota aparte tenemos que hacer con la preparación que las actrices han llevado. Alguna sí que ha tenido pasado en la lucha libre o en los deportes en general, pero la práctica totalidad de ellas ha tenido que entrenar o utilizar dobles muy cuidados para poder realizar ciertos movimientos sin abrirse la cabeza.

Además de ser entretenida y estar basada en hechos reales, creo que es una serie que sin querer (o queriendo) toca temas de actualidad que tuvieron sus inicios en el momento en el que está ambientada (mitad de los 80) como por ejemplo la lucha descarnada por generar impacto en la sociedad, por ser alguien; el feminismo desbrozando los campos que hasta ese momento solo había pisado el hombre; el cambio de paradigma para con la estructura familiar... cosas importantes pero que se tratan de manera sutil.

Si no os gusta el pressing catch no os preocupéis, también es una serie que va a gustaros, así que dadle una oportunidad. 

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