2 meses de World of Warcraft

Ya sé que hace apenas dos semanas que publiqué un post hablando de mi retorno a Azeroth, pero en realidad lo escribí al poco de empezar a jugar, allá por el caluroso mes de agosto. Han sido dos meses en los que me he reencontrado con un montón de cosas y sensaciones que tuve en su día al jugarlo, también he descubierto cosas nuevas. Ahora he congelado la cuenta hasta el año que viene, ya que empieza una época del año en la que voy a poder jugar menos y para pagar la cuota y no usarla... mejor dejarla en stand by hasta que se pueda. Las fotos del post son de mi personaje de hace diez años. He podido recuperarlo, gracias a 25€ y la rápida gestión del equipo de Blizzard. En un principio me dolió el gasto pero lo he amortizado con ganas. He descubierto un par de cosas que me han gustado poderosamente.


Jugar con amigos. Ha sido todo un descubrimiento. En la época en la que más me vicié al WoW normalmente jugaba solo hasta que encontraba una guild, pero subir de nivel e ir de mazmorreo con colegas es algo que solo descubrí en el end game, cuando llegué a nivel máximo, vamos. En esta ocasión he tenido la oportunidad de jugar con colegas durante la mitad del tiempo que he estado jugando. Ir de aventuras con los colegas, matando bichos que difícilmente podrías tú solo, entrando en mazmorras sabiendo que alguien vigila tus espaldas... no sé, ha molado.

El resto del tiempo he ido en solitario y me ha permitido descubrir muchas cosas del juego que de otra manera no las aprendes tan fácilmente. Pensad que yo jugué solo la primera expansión así que hay como un millón de lugares, misiones y cosas que no tengo ni idea de lo que significan. Cuando juegas solo te tienes que espabilar así que eso he hecho y he descubierto una forma con la que jugar solo no es para nada aburrido: la cola de mazmorras.


Ejem, me voy a poner en plan abuelo cebolletil. En mis tiempos cuando querías hacer una mazmorra te ponías en el canal de búsqueda de grupo e ibas pidiendo lo que te hacía falta. Te ibas a pata (o con la montura molona que tuvieras) hasta la puerta de la mazmorra y entonces entraba todo el grupo a la vez. Eso ralentizaba hasta el absurdo muchas partidas, sobre todo cuando alguien se te piraba a mitad o no conseguía llegar en menos de diez minutos. Ahora la cola para mazmorras es automática, te metes, escoges tu rol (curandero, tanque o daño), puedes escoger tu mazmorra o darle a aletaorio y ale, solo hace falta esperar. 

La vez que más he esperado habrá sido dos o tres minutos. Hay que decir que siempre he llevado rol de tanque y eso hace que entre más fácilmente (no somos tantos), pero aún así, el personaje que me estaba subiendo con el colega era un brujo (él llevaba un cazador) y aunque los dos éramos de daño, entrábamos rápido al juego. No sé con qué expansión lo pusieron pero fue un total y absoluto acierto, bravo por ellos y por nosotros. 


Por último, era una cosa que comentaba en el post anterior, todo estaba cambiado pero a la vez era lo mismo. Por fin pude visitar Rasganorte, Pandaria y Draenor (ahí me he quedado) y he disfrutado de las tres zonas de una forma que creía imposible. 

El ambiente de Rasganorte era lo que te prometían en su día, las mazmorras bastante chulas y todo muy tétrico y chungo, como corresponde a una tierra asolada por el Lich King. En el momento en el que me suba un personaje a nivel máximo quiero hacer las raids de la zona porque tienen que ser una maravilla. Las zonas de misiones -no he podido ver todo el continente porque al hacer tantas mazmorras he subido bastante rápido de nivel- me han parecido normalitas, muy tirando a la Burning Crusade, por lo que tampoco las he gozado tanto, la verdad.

La sorpresa ha sido Pandaria. Para nada me esperaba que me gustara la zona y fiel a mi criterio de «para criticar voy a ver qué tal primero» y a pesar de haber criticado lo indecible dicha expansión (sin haberla jugado) me metí en esa isla rodeada de niebla con la mente abierta. Los escenarios han sido muy atractivos pero las misiones y mazmorras me han parecido francamente chulas. He intercalado alguna mazmorra de Cataclysm pero sin duda la palma se la ha llevado las de Pandaria. Muy bien todo, ahora da penica no haberlo jugado en su día y haber podido ser un antihater de esos que van con el caballo blanco y el fanboyismo extremo como arma.


Draenor ha sido otra grata sorpresa. Solo he podido pasar un par de tardes jugando y me ha molado un montón. La mazmorra que he hecho me ha parecido facilona pero interesante y no voy a engañaros si os digo que las misiones han sido las que más he disfrutado de mi vuelta al juego. Tanto las he disfrutado que hasta he tenido un pequeño momento de debilidad en el que he pensado que podía jugar tranquilamente hasta el 15 de noviembre y ya cancelarla entonces. Suerte que se ha impuesto la cordura. 

Si todo lo que he visto no me había convencido -spoiler, sí que lo había hecho-, Draenor ha sido la puntilla que necesitaba para saber que sí, que volveré a Azeroth pasadas las fiestas de navidad, explorando este nuevo continente y las dos expansiones que me quedan por ver (Legion y la última). Al menos si todo sigue como hasta ahora.

¿Y vosotros qué, os habéis gozado la última expansión ya?

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