Trilogía Las Leyes del Mar - Robin Hobb

Bueno, tengo sentimientos encontrados con respecto a esta trilogía. Me pasó algo parecido con la primera trilogía de esta genial autora, la del Vatídico. No estuvo mal pero me dio la sensación de que en la conclusión quedaban demasiados cabos sueltos; algunos los ha cerrado en esta trilogía, otros han quedado abiertos.

Ambas trilogías pecan del mismo problema, llega un momento en el que desconecto, las historias y vivencias de los personajes me parecen ajenas y sin fundamento. Pierdo el interés. En el Vatídico me pasó hacia la mitad del último libro y en esta de las Leyes del Mar me ha pasado durante casi todo el segundo libro. Los personajes sufren una serie de cambios y pasan una serie de cosas que no acaban de cuadrar del todo -a mi modo de ver, claro-. En general la autora sabe remontar una historia y acabar de engancharte perdidamente. No es la única experiencia de este estilo que he tenido, pues hay autores con los que si aflojas ligeramente la atención pueden parecerte aburridos o inconexos. No es el caso de esta trilogía, que te lleva a visitar una zona muy al sur de donde ocurre la acción en la anterior trilogía, te lleva al comercial puerto del Mitonar.

La historia da vueltas alrededor de una familia de comerciantes del Mitonar, los Vestrit y su nave rediviva la Vivacia. Estos barcos redivivos son mágicos, tienen conciencia propia ya que están hechos con el misterioso material llamado tronconjuro, que solo se puede conseguir en la parte alta del curso del río Pluvia. Este extraño material permanece adormecido hasta que tres generaciones de la familia que lo encargó mueren en cubierta, momento en el que la nave se aviva y cobra conciencia de sí misma. Este material tiene muchas propiedades buenas y el hecho de que sea madera mágica ayuda a navegar con facilidad. El Mitonar es una especie de ciudad-estado que rinde cuentas a la satrapía de Jamailla; cuenta la historia que hace muchos años un sátrapa dio permiso para colonizar las Orillas Malditas (donde se sitúa el Mitonar) a una serie de súbditos. Ese permiso se convirtió en la carta fundacional del Mitonar y las familias de comerciantes.

Como decía antes, los Vestrit son una de estas familias y los pobres han vivido tiempos mejores. La trama de las tres novelas da vueltas alrededor de los vaivenes de los diferentes miembros de esta familia y cómo están involucrados hasta arriba en los grandes acontecimientos que dan a luz una nueva era en el mundo. Una gran peculiaridad es que los mares están repletos de serpientes marinas y durante las tres novelas vamos teniendo capítulos que nos muestran lo que está pasando con ellas. Al principio es un poco raro, pero a partir del segundo empiezas a entender qué narices pasa. También se cruza con la historia de los Vestrit la de un famoso pirata llamado Kennit, que en un principio parece una cosa pero evoluciona de forma interesante a lo largo de la saga.

¿Resultado final? ¿Vale la pena? La verdad es que sí, pero hay algunos «peros». Puede que sea yo, pero me parece que la autora pierde fuelle en algunos momentos de sus trilogías, y no es que no tenga claro hacia donde está llevando las tramas, para nada, pero me da la impresión de que le cuesta. Quizás simplemente no me gusta esta forma de frenar los acontecimientos, puede que me haya vuelto un lector ansioso con la edad.

Como contrapunto positivo, hay pocas novelas de esta calidad que tengan como leitmotiv principal el mar, los piratas y demás, al menos en tema fantástico. Cuando digo menos me refiero a que comparativamente hay menos, no que no haya ninguna. Y aunque parezca contradictorio, la autora tiene una soltura con la narración que ya quisieran otros; tiene muy claro hacia dónde se dirige la historia de este mundo y después de leerme esta trilogía tengo unas ganas locas de leerme la siguiente, la del bufón blanco.

Si tenéis que empezar a leer algo de esta autora, mejor empezad por la trilogía del Vatídico, pero si os gusta seguid con esta sin problemas. Vale la pena. 

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